viernes, 13 de septiembre de 2013

CADA PALABRA















Jamás creí que los sentimientos
me desbordaran,
ellos bañaban los ojos
sujetándome con sus cobrizos cabellos.

Un día más,
las agujas de aquel reloj se dormían
cuando la tarde rubia se desvanecía
al compás de un te pienso,
pensarte entre soledades sería  lo perfecto
puesto que mis dedos se enredarían
en los rubíes de tu pecho.

Mirarte
en la sombra de la luz tenue,
una piel,
los brazos,
el rostro,
mis manos,
el susurrado  aliento
en  paredes escritas con versos.

Tú,
yo,
vulnerables almas,
condenadas al resplandor
sobre hilos de  fecunda luna pactada,
muero sin morir en cada palabra.






A MEDIA VOZ


















Despacio,
muy despacio
mi alma te eclipsa,
cuando en este peculiar espejo
a media voz te descubro.

Sin miedo a las alturas de la vida
peldaño tras peldaño nos amamos,
desordenabas mis cabellos
con  inocentes dedos desnudos,
ellos me apresan,
me ciñen,
en el secreto
de tu cuerpo junto al mío.

Y me buscas en el engendro de la noche,
custodiándome,
seduciéndome hacia al vacío
en un diván  de sonrosados labios,
entretanto el catecismo de la madrugada sopla
sobre  el pétalo de un sólo camino.

Por ti, mi rostro de agua clara,
para mi, tu asilo.
Me rozas a media voz
sobre  mudanzas y silencio antiguo.
No tengo más que decir,
por lo tanto,
dormiré,
bajo el techo de tus besos.