domingo, 28 de abril de 2013

PENSAMIENTOS


















Aquella tarde,
el aliento se apagó en sus ojos…

Rey de sueños
en el dorso de su mano,
en la mía,
tatuados versos a fuego lento,
odas  blancas,
azules como el cielo,
cuando en la partitura
eres tú mi pensamiento.

Y gota a gota
y paso a paso,
elaboras jazmines en la boca,
en el alma,
en mi cuerpo,
mientras,
las negras lenguas condenan,
arrebatan,
vociferan,
hacia senderos de inhumanas piedras.

Heme aquí escuchándote,
enamorándome de cada sílaba,
de cada letra,
muero en el índice de tu mano.

Aquella tarde
el aliento se apagó en sus ojos
y en los mios…

Homenaje al poeta Juan Ramón Molina. 


miércoles, 24 de abril de 2013

CIERTAS VECES



















Ciertas veces mi alma navegó en un sueño…

                                    Un sueño,
en un pueblo en suspenso
que late,
y no olvida los hilos del diluvio
cuando desalentada te invoco.

                                      Un sueño,
donde la jornada del día  
es alimento en tiara de azul carnaval,
y oleaje de pedacitos de cielo
en  aristas de unas alas absortas.

                                     Un sueño,
cuando la antorcha sombría muere
a través del vendaval de luz serena,
mientras,
el residuo se alza de luto
en la mente petrificada y ausente.

                           Un sueño en el rostro
de la esperanza con himno de arco iris
en un humilde puerto sencillo,
y en la memoria,
vidriera en un destino
con huella de jazmín en el asilo.

Un sueño, un ejemplar con mi nombre y apellido…






LIBERTAD








Cuando yo caiga, como fruto maduro del árbol de la vida,
dejadme allí mismo, donde yo caiga,
para que me abrace el sol y el viento y la luna,
que la vida me devore mordisco tras mordisco.

Ramón Sampedro






Seré gacela
cuando el arcángel de la vida aledaña
me libere en camastro y dolor.

Lunes o domingo
¿Qué más da?
Si soy víctima irremediable de esta condena.
Rosa  adusta desdeñada
sin pigmento,
olvidada,
macilentas verjas
en lechos de silencio
adueñando mi sedienta espalda.

Renuncio a los grisáceos enseres,
al trono juzgado que me mata.
Ansío  palpar mil gotas descansadas
bajo la  fría lluvia,
fundiendo el rostro compungido
con  herméticos cuerpos de fino esparto.

Y los puños se doblegan
en cárceles deshabitadas,
cuando avasallan  pensamientos poéticos
entre vacilantes  cosechas
de vida putrefacta.

¡Soy gacela!
             ¡Soy mar!
                    ¡Soy libertad!
                                     ¡Soy paz!







viernes, 12 de abril de 2013

AQUELLA TARDE

























Se escapa entre mis dedos la inocencia
como el agua del cauce al desbordar,
desnuda mi alma se refleja
en el laberinto de tus manos
Guadalupe Jiménez



Te vi,
en aquel bulevar empedrado
repleto de mosaicos que entonaban
el bonito escaparate de la esquina…

Sosegado transitabas,
lentamente  descendías
entre el tumultuoso hormiguero
de personajes que se colapsan
en la extraordinaria época de rebajas,
mientras la tarde
extenuaba  anaranjados  paréntesis.

Pensé en las úlceras del sentimiento,
mordían irremediables  polvos negros,
pero cuantas veces los  alfileres
aguijoneaban y rememoraban
la adoración de  impalpables labios.

Quizá la necrótica alma
estuviera  cubierta de harapos disipándose
como la tenue luz de un cigarrillo rubio,
entretanto la mirada suspendida  desvestía y vestía
ante los certeros reclamos de cómodas retinas.

Te miraba en el íntimo silencio,
cual deseo existente se funde
un acariciador beso,
y la aurora ensimismada,
sumisa yacía,
victoriosamente conciliadora,
serenamente sonreía.



martes, 9 de abril de 2013

AMANECÍ
















Amanecí en el iris de tus ojos,

anudando evidencias en el

anaranjado ejido de aquel viejo olmo,

las  hojas amarillentas arropaban  el cariño

que se humedecía en tus labios tersos.



Las pepitas de oro bañaban

el arcón de la añoranza,

nutriendo  la insignia del candor

entre nítidos grabados rojos,

perfilabas, el amor en mi piel.



El salobre de mis lágrimas,

es el bálsamo que tú me regalas

en los atardeceres del celestial otoño,

y entre conjugaciones de verbos

derramas milagros en las tempestades de mi esencia.


Las pestañas de mi cuerpo se recreaban

en el cáliz de la  sensibilidad,

ensortijando hebras en la cuna de la alianza

y enamorando el candil de mis asolados días,

ahí estas tú, cobijando mis entrañas.




lunes, 8 de abril de 2013

DOS MIL DOCE











Viniste con  ojos cerrados
sin preguntarme,
cómo, ni cuándo, ni dónde,
siempre las risas te vistieron con mejores galas
alimentando en sed de honores el sexto sentido
entre avispados y delicados corales.

Afectuosas sus letras
danzaban entre equilibristas
e irrealizables juegos malabares,
oliendo como huelen los rosales
en esa primavera del dos mil doce,
y la espuma de sus odas
se acunaba sobre el alma,
con ramilletes en oro envuelto en  jade.

Hermana de sangre que esculpes luz
donde los cuchillos claman hambre,
dócil  piedra ,
amor en  cristales,
cuando las lenguas con uñas
gritaban feroces,
ensordecedoras,
¡tú, eres el culpable!

Y empuñas la pluma
con  manos abotonadas de parches,
cual emisario llega hasta el fondo
entre cementerios de un cielo imborrable.




MI CULPA















Fracturados desequilibrios se  desnudaron ante ti,
doblegando,
concediendo falsas treguas a  mi traidora cabeza de arena.

Equivocados fueron sus delirios
anidándose en ventajadas alucinaciones,
mientras la cordura fielmente lo abandonaba
entre demacradas fobias  y exhaustos torrentes,
la culpa acribillaba en medio de divertidas preguntas.

¿Cómo pude creerle?
Tú que amaste sabiamente al Judas traidor,
ahora entre húmidos maderos
cien pústulas  roñosas  sajan  candentes
sobre colmadas y austeras aves rapaces.

¡Pido perdón!
Aunque la humillación sea mediadora de vejados adjetivos,
bien merezco el más que cruel martirio
ante la injuria tutelada por imparables  látigos.
Enmudecen lenguas entre redes huérfanas
pues soy testigo de una fábula fingida.

Más no puedo sino rendir mi cabeza,
retorcerme bajo la  parca y doblegarme ante ella.